Hoy os quiero presentar este magnifico libro sobre la educación, titulado, “EL ELEMENTO, descubrir tu pasión lo cambia todo”. Su autor, Sir Ken Robinson, que fue profesor de Educación Artística en la Universidad de Warwick, es hoy un reconocido líder y conferenciante internacional en el desarrollo de la innovación y recursos humanos. Ha trabajado con muchos gobiernos en el área de la educación. Posee un humor muy inglés, que le permite transmitir y calar en el interlocutor de una manera muy efectiva.
Siguiendo la serie de Nutrición y Salud Mental, hoy os voy a hablar de otros nutrientes esenciales para nuestro cerebro: los aminoácidos.
Como ya expuse en La Nutrición en psicoterapia, los aminoácidos son los “ladrillos” con los que se construyen todas las proteínas de nuestro organismo; siendo estas, el componente básico de la vida. Ellas, son imprescindibles para la formación de las células y son las encargadas de reparar todos los tejidos de nuestro cuerpo. Así mismo, son el componente principal de las enzimas, y tienen un papel protagonista en todas las funciones de nuestro organismo.
Las “palabras” que utiliza el cerebro para enviar mensajes entre las neuronas, son los neurotransmisores, y las “letras” con las que se forman esas palabras, son los aminoácidos.
Para poder entender la gran importancia que tienen los aminoácidos en nuestro cerebro, debemos comprender lo que hacen realmente los neurotransmisores en el mismo. Existen cientos de tipos distintos de neurotransmisores en nuestro organismo, pero los que desempeñan un papel más importante en el cerebro son los siguientes:
• La adrenalina, noradrenalina y la dopamina. Son los neurotransmisores estimulantes que nos motivan, alertan, y ayudan a enfrentar el estrés. Se fabrican a partir del aminoácido llamado Tirosina
• El GABA, contrarresta la acción de los neurotransmisores estimulantes, relajándonos y calmándonos después del estrés. Procede de los aminoácidos Taurina y Glutamina
• La serotonina, nos mantiene felices y con buen ánimo. Se genera a partir del aminoácido llamado Triptófano
• La acetilcolina, es la que mantiene despierto al cerebro, mejorando la memoria y la alerta mental
• Las triptaminas nos mantienen conectados. Por ejemplo, la melatonina nos hace sincronizarnos con el día y la noche y con las estaciones del año. Su precursor es el Triptófano
Si cada uno de estos neurotransmisores, dependen para su formación de los diferentes aminoácidos, nos daremos inmediatamente cuenta de la importancia de estos, para nuestro equilibrio mental.
Como ya explique, la nutrición ortomolecular se centra en la célula y en su correcta nutrición. Las enfermedades, son producidas por desequilibrios nutricionales celulares, que pueden ser tratados y corregidos con una correcta nutrición celular. Toda célula debe estar bien oxigenada, bien nutrida y limpia de tóxicos.
Por lo tanto, numerosos problemas que afectan a la salud mental (disfunciones mentales y trastornos del pensamiento), pueden resolverse con una profunda desintoxicación neuronal y con una dieta rica en nutrientes; especialmente en aminoácidos, que el cerebro necesita para su correcto funcionamiento.
La deficiencia en aminoácidos es bastante habitual y cuando eso ocurre, la persona puede ser víctima de depresión, apatía, falta de concentración, agotamiento, mala memoria, incapacidad para relajarse y ausencia de motivación entre otras alteraciones.
Actualmente con la Cromatografía Líquida de alta resolución(HPLC), se puede saber cuales son las deficiencias nutricionales del cerebro, que han podido llevar a enfermar a un determinado paciente. Con este análisis de aminoácidos libres en plasma, se logra cuantificar 39 aminoácidos fisiológicos que circulan por la sangre, y que no proceden de la ruptura de proteínas.
Gracias al Dr. Javier Aizpiri, que dirige el Servicio de Medicina Psico-orgánica de Bilbao, aprendí a interpretar estos análisis, que son tan beneficiosos para el abordaje de múltiples patologías cerebrales. La formación del Dr. Aizpiri es “higienista” y por lo tanto conoce mejor que nadie la importancia del sol, el aire, el agua, la nutrición, la ausencia de tóxicos y el ejercicio, para una correcta y natural recuperación de todo ser humano. Comparto con él, esta pasión por la Medicina Natural que hace mayor hincapié en potenciar la salud, que en luchar contra la enfermedad. Procuro utilizar, al igual que él, un mínimo de psicofármacos, puesto que son sustancias químicas ajenas al organismo y que actúan sobre la transmisión neuronal.
Fue al Dr. Aizpiri a quién le oí decir, como buen agricultor que es, que cuando un árbol enfermaba, había que podar, abonar y ponerle al sol. Si hablamos de seres humanos, esto se traduce en que debemos limpiarles de tóxicos (podarles), nutrirles bien (abonarles) y darles el tiempo necesario para su recuperación (ponerles al sol).
El metabolismo de las personas, necesita tiempo para recuperarse, y en el caso del cerebro el ritmo de recuperación es de 2 gramos diarios. Si el peso medio de un cerebro humano es de 1500 gramos, necesitaremos 2 años aproximadamente, para recuperarlo en gran parte.
Volviendo al tema de los aminoácidos, sabemos que existen dos tipos: los esenciales, que se llaman así porque el organismo no los produce (triptófano, metionina, fenilalanina, treonina, valina, leucina, isoleucina y lisina) y por lo tanto, solo se pueden adquirir a través de la dieta. A los que sí puede producir el organismo, se les llama no esenciales, pero hay que tener en cuenta que son igual de importantes.
Los aminoácidos que causan mayores problemas al sistema nervioso central, son el Triptófano, la Fenilalanina y la Metionina. En la mayoría de las personas deprimidas, hay un déficit de Triptófano, provocado por una mala nutrición o agotamiento cerebral. En ocasiones, el Triptófano aparece muy elevado y eso es debido a que el paciente está tomando demasiados antidepresivos que hay que retirar. Si tenemos el triptófano bien y damos antidepresivos, estos no harán nada.
Si nos falta la Fenilalanina, es que tenemos los Omegas muy bajos, y eso hará que estemos muy agotados y peor por las tardes. Su administración hará que mejore la depresión, la memoria y la esquizofrenia.
La Metionina forma parte de todas las proteínas y hace funcionar al hígado. Es el gran metilador del organismo. Los marcadores de la depresión son el Triptófano, la Fenilalanina y la Metionina bajos.
El marcador de la ansiedad es la Cisteína aumentada, y esta será crónica, cuando la Cisteína, la Tirosina y el Ácido Aminobutírico estén elevados.
El desequilibrio funcional cognitivo se dará cuando la Fosfoetanolamina, la Fosfoserina y la Taurina estén bajas.
El ácido glutámico (aminoácido no esencial), es la “gasolina” de nuestro cerebro. Si está bajo, perderemos memoria y estaremos cansados, y si está alto, nos sentiremos muy excitables. La Treonina (aminoácido esencial) es indispensable para combatir el estrés.
Como resumen de lo anterior hay que concluir que las proteínas son fundamentales, por lo que hay que consumirlas todos los días en cantidad y calidad suficiente. Cuando un alimento contiene proteínas con todos los aminoácidos esenciales, se dice que esta es de alta o de buena calidad. La clara de huevo (muy consumida por los culturistas) es la proteína de mayor valor biológico que existe, y es la que se toma como referencia, para medir el valor biológico de las otras proteínas. En gimnasios y lugares especializados, se venden packs de claras de huevo.
Se pueden combinar (sin tener que hacerlo al mismo tiempo), las proteínas de legumbres con proteínas de cereales para conseguir todos los aminoácidos esenciales en nuestra nutrición diaria. Algunos de los alimentos con todos los aminoácidos esenciales son: la carne, los huevos, los lácteos y algunos cereales como la espelta, la soja y la quinoa.
Otras combinaciones de alimentos que suman los aminoácidos esenciales son: garbanzos y avena, trigo y habichuelas, maíz y lentejas, arroz y cacahuetes, etc. En definitiva, legumbres y cereales ingeridos diariamente, pero sin necesidad de que sea en la misma comida.
Os dejo este breve documental sobre los neurotransmisores.
Los que tenéis la paciencia de seguirme en este blog, habréis observado que uno de los conceptos que más repito es el de paradigma; que como sabéis significa el conjunto de creencias, ideas o reglas del juego por las que nos regimos todos, y que tienen la categoría de mitos (es decir no se pueden discutir, son así, y punto).
En el viaje de la vida, es absolutamente necesario contar con un sistema de creencias o paradigmas sólido, que nos permita vivir en sociedad. Gracias a esos paradigmas o creencias, poseemos unos “mapas” o “reglas”, que nos han transmitido nuestros mayores para entender la realidad que nos ha tocado vivir. Lo que nunca hay que perder de vista, es que esos mapas son representaciones simbólicas de la realidad, pero NO SON la realidad (lo mismo que un mapa de carreteras, no es la carretera).
La nutrición juega un papel fundamental en la Salud Mental del individuo. Como seres vivos que somos, nos nutrimos de la energía solar. Las plantas, absorben el oxigeno y el hidrogeno (agua) del suelo, y el carbono y el oxigeno (dióxido de carbono) del aire. Luego combinan todos estos átomos con ayuda de la energía solar produciendo los hidratos de carbono.
Cuando nos comemos esas plantas, los hidratos de carbono se descomponen en nuestro organismo en glucosa, y esa glucosa es la que se «quema» en el interior de las células, liberando «energía solar» que nos mantiene vivos.Continue reading
Gracias a Carlos González, que es licenciado en ciencias físicas, divulgador del nuevo paradigma de la conciencia y autor de un interesante blog llamado La danza de la vida, descubrí este magnifico documental llamado LA MATRIZ DE LA VIDA.
En él se presenta una nueva visión de la medicina, tomando en cuenta el campo unificado y los campos morfogenéticos alrededor del cuerpo; que siendo invisibles, regulan todo el organismo, configurando el campo de la conciencia. Continue reading
Seguro que en más de una ocasión habréis oído a alguien argumentar, que estamos en manos del destino; en el sentido de que todo está escrito y no importa lo que hagamos con nuestra vida, porque las cartas están echadas, y al final todos calvos (en esto último, sí tienen razón).
Se trata de personas deterministas y vencidas de antemano. Para ellas, es el destino quien decide qué, cómo y donde nos sucederán los acontecimientos de nuestra existencia. Si nos lo creemos, no nos queda otra, que asistir como testigos mudos y pasivos, al gran espectáculo de «ser vividos y devorados por nuestra propia vida«.
Lamentablemente, en mi trabajo profesional, ese determinismo, es un obstáculo no siempre fácil de salvar. Por el miedo al cambio, muchas personas se aferran a esas creencias. Son creencias que germinan y toman cuerpo, en el proceso de socialización, aborregamiento o edu-castración, al que todos somos sometidos.
Según las corrientes deterministas, la sociedad impone sus reglas “para equilibrar los deseos e intereses individuales; puesto que si faltasen, los seres humanos desembocaríamos en un caos generalizado”, tal y como afirmaba Hobbes, cuando dijo que “el hombre es un lobo para el hombre”.
Es cierto que las corrientes espiritualistas del pensamiento, afirman que todos tenemos un Dharma, un destino en la vida, que hay que saber encontrar y recorrer. Pero en este concepto de destino, hay acción y búsqueda activa para conectarnos con la “fuente” de donde venimos.
Hoy quiero hablaros y compartir con vosotros, de una herramienta que se llama El CIRCULO DE INFLUENCIA, y que está diseñada, para revertir tan triste y estéril creencia.
En esencia, consiste en lo siguiente. Imaginaos que en un papel, trazo un gran círculo y dibujo muchos puntos negros dentro de él; representando cada uno de ellos, las cosas que nos pueden pasar a lo largo de la vida.
Si ahora trazo un circulo más pequeño en su interior, muchos de esos puntos quedarán atrapados dentro. Pues bien, a ese círculo más pequeño (de color azul), es al que llamamos CIRCULO DE INFLUENCIA, porque contiene todos aquellos sucesos de nuestra vida (puntos) que nos pueden ocurrir, PERO SOBRE LOS CUALES SI PODEMOS INFLUIR.
Vamos a imaginar, que uno de esos puntos que se encuentra en el interior de nuestro circulo de influencia, es un gen diabético. Está claro que con nuestra conducta podemos influir en él. Si nos alimentamos correctamente, hacemos ejercicio de forma regular y cuidamos nuestra forma de vida, es muy posible que este gen no se active nunca, o si lo hace, es más que probable que lo haga cuando seamos muy mayores.
Si somos conscientes de nuestro círculo de influencia y nos dedicamos a trabajar en él, de forma lúcida y constante (a Dios rogando y con el mazo dando), nuestro poder para seguir ampliándolo irá en aumento.
Con el tiempo, lograremos ir reduciendo el “determinismo” inicial; siendo la consecuencia de todo ello, un mayor empoderamiento sobre nuestra vida, disminuyendo el margen del «destino», a cuotas razonables y perfectamente asumibles.
En cualquier psicoterapia o proceso terapéutico, las recaídas son básicas y necesarias, para ir consolidando los aprendizajes.
Las recaídas tienen muy mala prensa, y se suelen asociar al fracaso. Van en contra de lo que se supone debe ser una buena psicoterapia, donde siempre se espera que la mejoría sea continua y permanente.Continue reading
Hoy os voy a presentar una nueva herramienta que suelo enseñar a mis pacientes, y que considero de enorme utilidad para la vida en general. Se trata de la “la cuenta corriente afectiva”.
Esta herramienta está diseñada, para poder mantener un adecuado “flujo” de capital afectivo con las personas que realmente nos importan, y de esta manera, aumentar los niveles respectivos de autoestima. Es relativamente fácil de aplicar, pero para poder sacarle el máximo partido, resulta fundamental comprender su mecanismo de acción.
Hay múltiples maneras de definir a las personas y una de ellas, es dividirlas en activas y reactivas. Las personas reactivas, son aquellas que se limitan siempre, a reaccionar frente a las demás personas o acontecimientos de su vida: Si esta persona no me habla, me entristezco. Si me sonríe, soy feliz. Si hace mal día, estoy triste, etc. Son personas que ceden su poder a los otros, y están atrapadas por la creencia básica de “con tal de que me quieran, donde hay que firmar”; dependiendo excesiva y sumisamente, del entorno y sus circunstancias.
Este tipo de personas presentan una autoestima muy disminuida, buscando en los demás lo que no son capaces de darse a sí mismas. Unas veces demandaran aceptación, otras reconocimiento o afecto, pero siempre, su conducta mostrará que sus “depósitos de amor hacia sí mismos”, están completamente vacíos.
Esa conducta demandante, les envuelve en un sufrimiento más o menos difuso; pero lo que no suelen percibir, es que paralelamente a ese sufrimiento, se va generando en ellos, un “departamento de resentimiento”. El resentimiento se crea, al obligarse al esfuerzo continúo de responder al deseo del otro, y eso va generando, “tacita a tacita”, el correspondiente resquemor. Resquemor, que suele explotar en el momento más inoportuno; dejándoles confusos, abatidos y culpables, lo que a su vez, vuelve a poner en marcha el mecanismo de sumisión.
Por el contrario, las personas activas son aquellas que hacen que las cosas ocurran. Si quieren algo, se focalizan en lo que desean, independientemente del entorno y van a por ello. Nunca ceden su poder a nadie. Se autoabastecen de lo que necesitan y por lo tanto, son ricas en autoestima.
Sabemos que la autoestima es el ingrediente fundamental de la llamada inteligencia emocional. Definimos la inteligencia emocional, como la capacidad para reconocer sentimientos, emociones y estados de ánimo propios y ajenos, y además, poseer la habilidad suficiente para manejarlos.
Según esto, la inteligencia emocional, es la suma de la inteligencia intrapersonal (que es aquella que se refiere a la autocomprensión, al acceso a la propia vida emocional, pudiendo discriminar esas emociones y conducirse de acuerdo a ellas), más la inteligencia interpersonal (que se basa en la capacidad de ponerse empáticamente en el lugar del otro, pudiendo relacionarse armónicamente con él). Fue el profesor de Harvard, Howard Gardner, quien en 1983, formuló la teoría de las inteligencias múltiples, entre las que se encuentran estas dos últimas que acabo de mencionar.
En nuestro Mundo actual, en general las personas son pobres en autoestima, porque el Sistema y las creencias dominantes, se han encargado de inculcarnos que nuestra felicidad y acomodo, dependen siempre de algo externo a nosotros: llámese belleza, dinero, poder, éxito, etc.
Por lo tanto, de manera inexorable cada vez nos alejamos más del “como me siento yo”, para instalarnos en el “como me valoran los demás”. La consecuencia de ese cambio, es que sin darnos cuenta, vamos perdiendo autoestima.
Volviendo al tema que nos ocupa, les pido a los pacientes que hagan una lista de aquellas personas que consideren afectivamente importantes, y con quienes les gustaría generar una red de empatía y solidaridad, que engendrase a su vez, las sinergias necesarias para que todos aumentasen sus niveles de autoestima.
Básicamente, se trata de “abrir cuentas corrientes afectivas” con cada una de estas personas y empezar a hacer “ingresos afectivos”. Si por ejemplo, a mi hijo le gusta el baloncesto, le puedo regalar una revista de baloncesto; a un amigo le puedo llamar para preguntarle por su salud, puedo saludar con afecto, regalar sonrisas, etc. Todo ello, me procurará unas “cuentas corrientes afectivas” saneadas.
Si en algún momento, me porto mal con alguien, es como si hiciese un “reintegro”, pero como he “ingresado” sistemáticamente en su cuenta, poseo el crédito suficiente para reparar mi acción.
Seguramente, todos tenemos algún ex amigo al que le hemos ido retirando nuestro crédito, puesto que además de no ingresar en nuestra cuenta afectiva, no paraba de hacer “reintegros” con su mala conducta hacia nosotros. Al final, como hacen los bancos, no le dimos más crédito y perdió nuestra amistad.
Justamente, cuando estaba preparando este post, a través de Alejandra Herrera, me ha llegado este magnifico vídeo de 11 minutos de duración, titulado “Fichas de Póker” . Es de Richard Lavoie, que es un experto reconocido internacionalmente, por su dedicación al tema de las dificultades y problemas de aprendizaje en los niños. Creo que es un buen ejemplo práctico, de todo lo dicho más arriba.
Considero fundamental el primer contacto con el paciente, y es muy probable que en un porcentaje muy alto, el éxito de cualquier terapia dependa de ese primer encuentro.
Como terapeutas, desde el instante uno, debemos empezar a trabajar simultáneamente con el cerebro derecho e izquierdo (ver el post Los dos cerebros). Esto quiere decir que hay que estar procesando tanto la “letra” como la “música” de lo que el paciente dice y hace. Por ejemplo; hay que estar atentos a como se presenta, a su actitud corporal, al apretón de manos, si se vincula o no con la mirada, etc. Todo eso, ocurre en unos segundos.
Una vez presentados, empieza la etapa social de toma de datos administrativos. Esta etapa es substancial, porque permite que durante unos minutos, el paciente al ser preguntado por algo a lo que ha contestado en múltiples ocasiones, se pueda ir relajando (es más que probable que haya acumulado algunos nervios en la sala de espera). También se le da tiempo, para poder observar-calibrar al terapeuta y familiarizarse con el espacio físico de la consulta.