Blog del Doctor Cabau

Terapia Integral Planificada

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¿QUÉ TENEMOS QUE APRENDER DE LA ENVIDIA?

La envidia es una emoción universal que todos podemos sentir, pero debido a que es de las emociones menos aceptadas socialmente, cuando la sentimos, tendemos a negarla u ocultarla, perdiéndonos así toda la riqueza de información potencial que posee sobre nosotros.

En un artículo anterior ya se contestaron las preguntas básicas sobre la riqueza de las emociones: ¿Qué son? ¿Cual es su origen? ¿Para qué sirven? ¿Cómo podemos reconocerlas? y ¿Cuales son sus consecuencias?

En síntesis:

LAS EMOCIONES SON FORMAS DE REACCIONAR ANTE DETERMINADOS ESTÍMULOS; NACEN DE LOS PENSAMIENTOS QUE TENEMOS INSTALADOS EN NUESTRO SISTEMA DE CREENCIAS; SIRVEN PARA ADAPTARNOS AL MEDIO; PROVOCAN CAMBIOS FISIOLÓGICOS EN EL CUERPO; Y FINALMENTE NOS IMPULSAN A DECIR O HACER ALGO

¿COMO SE DEFINE LA ENVIDIA?

En el concepto habitual de envidia, el acento siempre recae en la «destrucción del otro o de sus logros», confirmando las tesis psicológicas que defienden que «la envidia es la expresión de los impulsos destructivos innatos que todo ser humano lleva dentro» (Melanie Klein).

Si creemos en esta explicación determinista, quedaremos definitivamente exonerados de cualquier responsabilidad derivada de nuestra conducta envidiosa, pero al mismo tiempo, también perderemos una valiosa información de como somos y actuamos.

Por el contrario, si no nos conformamos con ese supuesto «victimista», y optamos por preguntarnos qué nos cuenta la envidia sobre nosotros, veremos que la comprensión de su complejidad nos llevará a un mejor auto conocimiento.

DEL DETERMINISMO «VICTIMISTA» A «LA TOMA DE CONCIENCIA»

Numerosas investigaciones han confirmado una y otra vez, que si tenemos que elegir entre «la destrucción envidiosa del otro» o el logro de nuestros objetivos, siempre elegimos esta segunda opción, quedando claro que EL FIN PRIORITARIO DE LA ENVIDIA NO ES LA DESTRUCCIÓN DEL OTRO, SINO LA ELIMINACIÓN DEL CONTRASTE entre «lo que deseo y no tengo, y lo que el otro ha logrado y yo no» –de manera que al percibirlo–, se desencadena en mí —debido a la frustración—, un dolor agudo en forma de rabia al que llamamos envidia. 

Así pues:

LA ENVIDIA ES UNA REACCIÓN DE DOLOR Y RABIA QUE SE MANIFIESTA CUANDO PERCIBIMOS QUE EL «OTRO» HA ALCANZADO ALGO, QUE NOSOTROS DESEAMOS PERO NO LOGRAMOS

UNA OJEADA A NUESTRAS CARENCIAS

Todos tenemos – en algún lugar profundo de nuestro «ordenador central»–, deseos y necesidades por satisfacer que definen nuestras carencias. Mientras no conectemos con ellas, «todo va bien».

Pero si en algún momento, el umbral de tolerancia a los «contrastes» de la vida es sobrepasado por alguna situación, sentiremos de manera súbita una intensa frustración que detonará en un ataque envidioso.

Según esto:

LA ENVIDIA ES UNA SEÑAL QUE NOS PONE EN CONTACTO CON UN DESEO INSATISFECHO

Tener conciencia de nuestras carencias e insatisfacciones, exige una madurez y autoconocimiento que no siempre poseemos, de manera que al sentir el picotazo de la envidia, es más que probable que no nos demos cuenta que lo que necesitamos, es eliminar ese contraste doloroso que nos pone en contacto –al observar los logros del otro–, con nuestras carencias e insatisfacciones.

Escuchemos a estos dos amigos tomando un café:

  • Daniel: » !Estoy tan contento y emocionado¡ El otro día en una fiesta conocí a Sara. Ha sido un flechazo por ambas partes. Nos hemos visto un par de veces más, y nunca me había sentido tan feliz y pleno. !Nos vamos este fin de semana de viaje los dos¡ !Creo que me he enamorado¡»

  • Luis: » ¿Pero … si no hace ni tres meses que te has separado y ya te metes en otra relación? Tu eres muy enamoradizo, y las relaciones que empiezan tan rápido … ¿No estarás engañándote?»

Luis es un hombre soltero, sensible y serio, que lleva años en busca de un amor perfecto que se le resiste. En esta conversación, es probable que la espontaneidad y alegría que muestra Daniel por su nueva relación, haya hecho que Luis entre en contacto – de manera brusca y dolorosa– con el «contraste» insoportable de su deseo insatisfecho, provocándole una reacción envidiosa.

A pesar de que quiere a su amigo, es tal la fuerza del contraste entre lo que desea y no logra, y lo que Daniel ha logrado con tanta facilidad, que ha necesitado –para recuperarse de la frustración–, de esa descarga envidiosa.

Por otra parte, es muy difícil sentir continuamente el deseo de algo (encontrar el amor) y la convicción de que es imposible lograrlo. Si eso es lo que le sucede a Luis, se habrá instalado en él un sentimiento crónico de frustración e impotencia, que es tremendamente desorganizador para su psiquismo, por lo que tratará de evitarlo a toda costa.

La forma más efectiva de lograrlo, será negar ese deseo en un intento desesperado de que permanezca oculto, y si eso no fuera suficiente, necesitará eliminar cualquier percepción que se lo recuerde (matar al mensajero). Para ello, tratará de  justificar inmediatamente su reacción envidiosa, atribuyéndola a lo que Daniel ha dicho o hecho.

Volvamos a la conversación de los dos amigos. Daniel se siente herido ante el comentario de Luis: «Tu eres muy enamoradizo, y las relaciones que empiezan tan rápido …». Se siente herido y reacciona contraatacando: » Yo creo que cuando uno es abierto y simpático, las mujeres se sienten atraídas …» Luis, que es consciente de su timidez y seriedad, se siente agredido directamente por este nuevo comentario, y el malestar inicial generado por el contraste se intensifica: ¡Me ha dicho que ninguna mujer se va a ver atraída por mí! A partir de este punto, Luis se siente legitimado para soltar toda su rabia, y la «bola de nieve» va creciendo en una secuencia de ataques, descalificaciones y heridas entre los dos amigos.

UN INTENTO DE RESOLUCIÓN DE LA ENVIDIA

Si Luis es consciente de sus carencias, se dará cuenta en la conversación con Daniel; que por una parte se alegra sinceramente por su amigo, pero por otra, no puede negar el dolor y tristeza que siente al conectar con su deseo insatisfecho de tener pareja.

CONECTAR Y SER CAPAZ DE VERBALIZAR LA «DOBLE REACCIÓN» DE ALEGRÍA POR SU AMIGO Y DOLOR POR NO LOGRAR LO QUE ANHELA, ES LO QUE MARCA LA DIFERENCIA ENTRE EL ATAQUE ENVIDIOSO DESTRUCTIVO Y LA RESOLUCIÓN DE LA ENVIDIA

El colofón de la conversación entre los dos amigos, debería incluir esa «doble reacción»  de una manera natural y madura. Por ejemplo, Luis podría decir algo parecido a: » Me alegro por ti que estés tan bien en tu nueva relación, de verdad que me alegro … y también quiero decirte que siento tristeza, porque todo lo que me cuentas me recuerda que a mí me gustaría encontrar el amor, y en este momento sigo sin encontrarlo».

A MODO DE CONCLUSIÓN

Siendo muy consciente que el tema de la envidia es muy complejo, podemos concluir de manera general, que hay dos formas básicas de gestionarla:

  1. Cuando no somos conscientes, ni disponemos de los recursos necesarios para entender el mensaje de la envidia, recurrimos a negarla y/o a victimizarnos por lo que los demás dicen o hacen. Se trata de la ENVIDIA QUE DESTRUYE
  2. Cuando somos capaces de verbalizar la «doble reacción» que nos provocan los logros de los demás, estamos hablando de la ENVIDIA QUE RESUELVE

 

 

 

1 Comment

  1. Qué interesante y clarificador ,el artículo sobre la envidia,una vez más agradecida a tu valiosa ayuda
    Un fuerte abrazo

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