perdidas-necesariasEn el año 1992 leí por primera vez el magnifico libro de Judith Viorst llamado «Pérdidas necesarias«.

Después de pasar largos años escribiendo con éxito sobre el mundo interior de los niños, decidió profundizar en la psicología humana. Se formo en teoría psicoanalítica y empezó a ejercer como psicoterapeuta.

Fueron pasando los años y finalmente observó un denominador común en los seres humanos: se dio cuenta que todos luchamos de alguna manera contra las pérdidas.

No solo aconsejo la lectura del libro, sino que aprovecho su contenido para reflexionar sobre algunos aspectos que quiero compartir con vosotros.

LA FILOSOFÍA PERENNE

La filosofía perenne, sugiere la existencia de «un conjunto universal de verdades y valores comunes a todos los pueblos y culturas«, siendo la decantación de la sabiduría que se viene transmitiendo desde que existe la humanidad.

Estos conocimientos se han ido forjando y transmitiendo gracias a las aportaciones de grandes hombres, que tuvieron la capacidad y valentía de desafiar lo establecido en su época; probablemente impulsados por un continuo proceso de autoconocimiento, que les permitió conectar con esas verdades que todos llevamos dentro. Me estoy refiriendo entre otros a Sócrates, Buda, Jesús de Nazaret, Krishna, Viracocha, Lao-Tsé y tantos otros.

Mi empeño personal y profesional está centrado en aprender y difundir esa sabiduría, tratando de hacerla más comprensible y accesible para todos.

LA PÉRDIDA

Me parece que el tema de la pérdida, es un capítulo importante del libro de la filosofía perenne.

Si la única constante en la vida es el cambio, y la gran paradoja de la existencia es estar cambiando continuamente sin dejar de ser los mismos. Está claro que la pérdida es aquello a lo que debemos renunciar para poder crecer y madurar, existiendo un vínculo vital entre pérdidas y adquisiciones.

LAS PÉRDIDAS NO SOLO SON INEVITABLES, SINO ABSOLUTAMENTE NECESARIAS

LA IMPORTANCIA DEL «DUELO» EN LA VIDA

Cuando se lanza al espacio un cohete, vemos como en su ascenso, va desprendiéndose paulatinamente de su fuselaje aquellos segmentos que ya han sido utilizados; que de no hacerlo, dificultarían su ascenso. Bonita analogía paradójica.

RESULTA QUE PARA CRECER Y «ASCENDER», HAY QUE SABER RENUNCIAR Y «DESPRENDERSE»

ESTABILIDAD, TRANSICIÓN Y CAMBIO

Nuestra vida transcurre en un continuo «directo» sin ensayos previos. Vivimos alternancias entre periodos de estabilidad y transición, que finalmente desembocan en algún tipo de cambio.

Durante los periodos de estabilidad solemos crear estructuras que le dan sentido a nuestra vida, tomando decisiones clave y persiguiendo ciertos objetivos. Pasado un tiempo, entramos en un espacio de transición donde lo que habíamos creado ya no nos sirve del todo, lo que nos conduce a la necesidad de generar y explorar nuevas posibilidades y oportunidades de cambio.

Cada transición conduce al estado terminal de una estructura vital previa. Y cada estado terminal, es un final, un proceso de separación y pérdida. Por lo tanto, el duelo estará continuamente presente en nuestras vidas. Es como cuando un traje se nos queda pequeño. Debemos desprendernos del viejo y ponernos el nuevo; pero en esa transición –donde lo viejo no me sirve y lo nuevo aún no lo tengo–, hay que enfrentar un momento muy delicado y sensible del que no podemos escapar: es el momento de «estar con el culo al aire» (perdonarme la frase, pero creo que describe bien las vicisitudes del cambio).

EL «PROCESO» DE VIVIR

Hay un concepto clave que si logramos comprender, asimilar, integrar y gestionar emocionalmente, nos liberará de muchísimo sufrimiento. Se trata del concepto de proceso.

La palabra proceso significa cambio en el tiempo y como tal, todos los procesos están delimitados por un principio y un final. Según lo dicho, en la vida todo es un proceso.

               LOS PROBLEMAS DERIVAN DE NO SABER ACEPTAR LOS PROCESOS DE LA VIDA            TAL Y COMO SON

Al no aceptarlos, los convertimos en problemas y al convertirlos en problemas los perpetuamos en nuestras mentes a través de una lucha, lucha que al final nos conduce a un gran sufrimiento. Quiero matizar, que aceptar NO significa resignarse. Por eso digo, que en medicina siempre hay que aceptar un buen diagnóstico pero nunca resignarse a un pronóstico.

La realidad es como es y en última instancia, da igual que la aceptemos o no, porque la vida sigue a pesar nuestro. Nos hará mucho bien seguir las consejos de Buda cuando afirma que:

EL DOLOR ES INEVITABLE, PERO EL SUFRIMIENTO ES OPCIONAL 

Es necesario aprender a convivir con los procesos a fuerza de aceptarlos, hasta llegar a comprender que la verdadera raíz de nuestros sufrimientos no tiene nada que ver con lo que nos pasa externamente, sino con lo que hacemos con lo que nos pasa. Se trata de recuperar el poder sobre nuestras mentes desenfocadas por el «peso» de los paradigmas o creencias que nos poseen.

NUESTRO PASADO VIVE EN NUESTRO PRESENTE

A lo largo de la vida, las pérdidas nos acosan sin cesar. No solo perdemos a través de la muerte, sino abandonando o siendo abandonados. Nuestras pérdidas no incluyen solo las separaciones y adioses a los seres queridos, sino también las pérdidas conscientes o inconscientes de nuestros sueños, nuestras esperanzas irrealizables, nuestras ilusiones de libertad, de poder, de seguridad, así como la pérdida de nuestra propia juventud, de aquella individualidad que se creía ajena siempre a las arrugas del tiempo, inmortal e invulnerable.

COBRAR CONCIENCIA DE CÓMO LAS RESPUESTAS A LAS PÉRDIDAS HAN MODELADO NUESTRAS VIDAS, PUEDE SIGNIFICAR EL COMIENZO DE UNA PROFUNDA TRANSFORMACIÓN

NIVELES DE SUFRIMIENTO FRENTE A LAS PÉRDIDAS

En «Pérdidas necesarias» la autora enumera un orden de niveles de sufrimiento para las diferentes pérdidas que podemos experimentar a lo largo de la vida:

  • En primer lugar, establece que la pérdida más absoluta y contundente, es la muerte de uno mismo, o un cambio radical en el cuerpo por enfermedad o mutilación
  • El segundo tipo de pérdida más seria es la separación de personas significativas  en nuestra vida por muerte, divorcio o abandono
  • El tercer nivel de pérdidas que requiere ajuste a nuevas normas, incluye cambios normales de desarrollo en la vida, como pueden ser cambios de casa, ciudad, trabajo, etc
  • El cuarto nivel, es la pérdida de objetos importantes para uno; dinero, esperanzas, aspiraciones o expectativas, así como cambios en el medio social. Emocionalmente no es lo mismo perder dinero que un bolígrafo. Ni es lo mismo perder la esperanza que perder el tren o el avión. Nuestra reacciones son distintas en cada caso