La nutrición juega un papel fundamental en la Salud Mental del individuo. Como seres vivos que somos, nos nutrimos de la energía solar. Las plantas, absorben el oxigeno y el hidrogeno (agua) del suelo, y el carbono y el oxigeno (dióxido de carbono) del aire. Luego combinan todos estos átomos con ayuda de la energía solar produciendo los hidratos de carbono.

Cuando nos comemos esas plantas, los hidratos de carbono se descomponen en nuestro organismo en glucosa, y esa glucosa es la que se «quema» en el interior de las células, liberando «energía solar» que nos mantiene vivos.

Algunos datos sobre el cerebro humano
  
.   Está constituido por una red de 100.000 millones de neuronas. Si pensamos que la extensión de la Amazonía es de 7 millones de kilómetros cuadrados y que tiene 100.000 millones de árboles. Nuestro cerebro, posee tantas neuronas como árboles hay en esa selva, y tantas conexiones como hojas
·   Representado solo el 2 % del peso corporal, consume el 20 % de todo el oxigeno de la sangre y el 25 % de la glucosa circulante
·   Está conectado permanentemente con el intestino. Este posee 100 millones de neuronas (por algo, las «medicinas antiguas» llamaban al intestino, el segundo cerebro)
·   Cada día tenemos un mínimo de 60000 pensamientos (muchos repetidos) y cada uno genera «una onda de actividad» que consume energía
 
La primera conclusión que podemos extraer de lo anterior, es que el cerebro para poder mantenerse en perfecta forma, y así poder desempeñar sus múltiples y complejas funciones, necesita cantidades ingentes de energía. Esa energía la obtiene fundamentalmente de la GLUCOSA, que es el nutriente más importante para el cerebro. En otros post hablo de los otros tres nutrientes (grasas, fosfolípidos y aminoácidos) que también son básicos para el funcionamiento cerebral. De ahí, la importancia de una adecuada nutrición cerebral.
 
Sabemos que el cerebro consume el 40 % de toda la energía liberada por los hidratos de carbono que comemos. Mientras que la energía procedente de esos hidratos de carbono es un combustible «limpio», la energía que nos proporcionan las proteínas y las grasas, producen muchos residuos tóxicos (radicales libres).
 
Es fundamental que los hidratos de carbono o azúcares que consumamos, sean de liberación lenta en la sangre, para que la energía liberada (glucosa), lo haga de manera constante y paulatina. Pero, ¿cómo sabemos si un alimento es de liberación lenta o no? Lo sabemos gracias a su Índice Glicémico (IG). Este índice compara el efecto que tiene el alimento en cuestión, con el producido por la glucosa pura, cuyo valor asignado es de 100. Así, aquellos alimentos con un IG inferior a 50, son los más adecuados para nuestra correcta nutrición.
 
¿Qué pasa si ingerimos alimentos con un IG alto (superior a 50)? En este caso, la liberación será rápida, provocando un aumento muy súbito de la glucosa en sangre (hiperglucemia), y eso hará que el organismo, para mantener su equilibrio, tenga que «limpiar» ese azúcar rápidamente, llevándoselo a las células. Al principio, ese exceso, lo almacenará en músculos e hígado en forma de glucógeno, pero si sigue sobrando azúcar, entonces se acumulará en forma de grasa.
 
Sabemos que la fruta, contiene básicamente un azúcar que se llama fructosa y que aunque pasa a la sangre muy rápidamente, se considera un «azúcar lento» porque tiene primero que transformarse en glucosa. Por ejemplo, las uvas y los dátiles llevan glucosa pura, pero al tener mucha fibra, la liberación de esa glucosa se relentiza. Por eso, es mucho mejor tomarse una naranja entera con su fibra, que solo su zumo.
 
Resumiendo:  Los carbohidratos complejos son el mejor combustible para el cerebro (cereales integrales, lentejas, judías, frutos secos, semillas, fruta fresca y hortalizas), mientras que el azúcar o sucedáneos como el aspartamo (E-951) son los PEORES. 
Antes de seguir adelante os voy a dejar unos datos estadísticos sobre el azúcar y el uso que le damos:
 
·      En el año 1900 se consumían 1,8 Kg. de azúcar por persona y año
·      En el 2010 se han consumido 58,5 Kg. de azúcar por persona 
·      El 43 % del consumo actual de azúcar se encuentra en los zumos de frutas y en las bebidas con gas
·      Los adolescentes beben el equivalente a 54 cucharaditas de azúcar al día, cuando el límite debería ser de 10
·      La incidencia de Alzheimer es 6 veces mayor en los que consumen azúcar (aumenta la producción de radicales libres), que en los que no lo hacen
·      El 50 % de la población sufre hipoglucemia reactiva por exceso de azúcar
 
Cuanto más azúcar y carbohidratos refinados tomemos (cereales comerciales, galletas, bizcochos, dulces, etc), más difícil será mantener unos niveles equilibrados de azúcar en sangre. Los síntomas asociados a la disglucemia, que es como se llama a las alteraciones del azúcar en sangre, son entre otros: fatiga, irritabilidad, vértigos, insomnio, falta de concentración, sudoración nocturna, depresión, llanto, trastornos digestivos y visión borrosa.
 
Sabemos que todos los alimentos procesados, «estafan» a la naturaleza aislando la parte «dulce» de todo lo demás. Esos azúcares son tan malos, porque agotan nuestras vitaminas y minerales, sin aportarnos nada a cambio. Resulta que esas vitaminas que nos roban, son cruciales para nuestro rendimiento mental.
 
La glucosa en sí no es tóxica, siempre que sus niveles en sangre se mantengan estables. Si sobrepasamos el umbral máximo, entonces la glucosa se vuelve tóxica para el cerebro. Por eso se sufren daños en ojos, nervios y cerebro. Ese exceso de glucosa daña a las neuronas e impide su funcionamiento correcto. Las membranas se van engrosando y «pegando», con lo que la comunicación cerebral se hace más lenta. El exceso de glucosa también provoca inflamación cerebral, con sus consecuencias médicas: pérdida de memoria, enfermedades degenerativas (Alzheimer y otras demencias) y enfermedades del corazón.
 
Veamos que ocurre en nuestro organismo cuando tenemos un exceso de azúcar en sangre (hiperglucemia). En primer lugar, entra en acción el páncreas excretando grandes cantidades de insulina para reducir la glucosa circulante, provocando con ello, una hipoglucemia reactiva. Esta hipoglucemia hace que las glándulas suprarrenales se activen y descarguen en el torrente circulatorio, una serie de hormonas (cortisol, adrenalina, noradrenalina) responsables del estrés y la hiperactividad.
 
Como he comentado más arriba, el 50% de la población sufre de hipoglucemia reactiva por exceso de azúcar. Pues bien, ahí van unos datos que se extraen de múltiples estudios científicos sobre la hipoglucemia reactiva:
 
·      La hipoglucemia reactiva unida al alcohol, conduce a conductas agresivas, cayendo en no pocas ocasiones en la delincuencia
·      El 98 % de los alcohólicos son hipoglucemicos
·      La hipoglucemia activa los lóbulos temporales, que a su vez están conectados con la Amígdala (control de la ira), produciendo en muchas personas un Síndrome de Descontrol (muy frecuente en alcohólicos y delincuentes habituales)
 
Muchos niños diagnosticados de hiperactividad con déficit de atención en realidad son hipoglucemicos  reactivos, de manera que si se les equilibrase la nutrición, a través de la dieta, mejorarían mucho
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Os dejo el documental, con subtítulos en Español, «Aspartamo: Dulce miseria» para concienciaros un poco más sobre su peligro.