Hoy os voy a hablar de los fosfolípidos, como otro de los elementos esenciales para el buen funcionamiento mental. Los fosfolípidos son las grasas “inteligentes” de nuestro cerebro. Forman parte de todas las membranas de las células, y son los que ayudan a fabricar la mielina que recubre todos los nervios, aislándolos y favoreciendo que los impulsos nerviosos lleguen sin problemas al cerebro.
Entre sus funciones a nivel mental, destacan las siguientes:
1.- Mejoran el humor
2.- Aumentan la capacidad de aprendizaje y el rendimiento intelectual
3.- Protegen frente a la pérdida de memoria y el Alzheimer
Podéis hacer este pequeño test que os muestro a continuación, y si contestáis positivamente a cinco o más preguntas, es muy probable que no estéis consumiendo la cantidad suficiente de fosfolípidos:
• ¿Comes pescado (especialmente sardinas) menos de una vez a la semana?
• ¿Tomas menos de tres huevos a la semana?
• ¿Tomas hígado, soja/tofu o nueces menos de tres veces por semana?
• ¿Tomas menos de 5 gramos de lecitina al día?
• ¿Estás perdiendo memoria?
• ¿Estás buscando a veces algo y se te olvida qué es lo que estabas
buscando?
• ¿Te resulta difícil hacer cálculos mentales?
• ¿Tienes a veces dificultad para poder concentrarte?
• ¿Tienes tendencia a la depresión?
• ¿Aprendes con lentitud?
Si te faltan fosfolípidos, presta especial atención a lo que sigue y corrige tu nutrición. Sabemos que hay dos tipos de fosfolípidos que son fundamentales para nuestra salud mental: la fosfatidilcolina y la fosfatidilserina. En el área de la investigación, se han hecho múltiples experimentos que han demostrado que la suplementación con estos dos fosfolípidos, aumenta las prestaciones cerebrales a nivel cognitivo.
Aunque nuestro cuerpo es capaz de fabricar fosfolípidos, es mucho mejor añadir algunos a la dieta. Las fuentes más ricas en estas sustancias, son los huevos y la casquería. Hoy comemos mucho menos de estos dos alimentos que hace unas décadas.
Dentro de las “modas dietéticas”, hace años que se le declaró la guerra a los huevos, debido a los temores de que el colesterol era la principal causa de las enfermedades cardíacas. El colesterol es esencial para tener una buena salud, y el cerebro contiene grandes cantidades, además de que es indispensable para la fabricación de hormonas sexuales (estrógeno, progesterona y testosterona).
Cada año, se van recortando las cifras que se “deben tener” de colesterol para considerarlo normal, y así de paso, los laboratorios pueden vender mas estatinas. Tener el colesterol “alto” no es una enfermedad, en todo caso es un factor de riesgo, como puede ser el sobrepeso o la tensión arterial alta. Se han hecho múltiples investigaciones, donde se ha concluido que los huevos no elevan el nivel de colesterol en sangre, ni provocan enfermedades del corazón. Un huevo orgánico rico en Omega 3 es un superalimento, en particular si no lo freímos.
Por lo que acabo de explicar, no deja de ser curioso, que mientras la ingesta de fosfolípidos ha disminuido, los problemas de falta de memoria y concentración han aumentado. Por algo será, que los animales situados al frente de la cadena trófica como los leones, lo primero que devoran de sus víctimas, son las vísceras y el cerebro.
Sabemos que las grasas esenciales son buenas, y que el tipo de grasa que haya en los huevos depende de lo que coman las gallinas. Si estas, se alimentan con semillas de lino o harina de pescado, sus huevos serán muy ricos en Omega 3. Mientras no se frían, los huevos orgánicos, son un gran alimento para el cerebro y la fuente de fosfatidilcolina más rica de la dieta.
La lecitina es una excelente fuente de fosfolípidos, especialmente si se consume en forma de fosfatidilcolina. La mejor manera de tomarla, es añadir una cucharadita colmada de fosfatidilcolina a los cereales del desayuno. Tiene un efecto añadido, que es el de ayudar a digerir las grasas corporales (por lo tanto, no engorda).
La acetilcolina, de la que ya hablamos, es el neurotransmisor de la memoria, y se fabrica a partir de la colina. Por lo tanto, su deficiencia, es la causa más común de la pérdida de memoria. La colina se encuentra en el pescado (especialmente las sardinas), los huevos, soja, cacahuetes y otros frutos secos. La colina también mejora el funcionamiento del hígado.
Finalmente, la fosfatidilserina, es una parte esencial de los receptores del cerebro, por lo tanto, es indispensable para ayudar a las células cerebrales a comunicarse entre sí.
En conclusión: los fosfolípidos son las moléculas de la memoria. Continuará …