En cualquier psicoterapia o proceso terapéutico, las recaídas son básicas y necesarias, para ir consolidando los aprendizajes.
Las recaídas tienen muy mala prensa, y se suelen asociar al fracaso. Van en contra de lo que se supone debe ser una buena psicoterapia, donde siempre se espera que la mejoría sea continua y permanente.
Avances y sabotajes
La psicoterapia, como cualquier proceso de la vida, no es estable. Por lo tanto, en su desarrollo, deberá fluctuar entre avances y sabotajes.
El proceso de cambio que pone en marcha cualquier psicoterapia, alternará entre avances gratificantes y sabotajes tranquilizadores. Si todo fuese un avance continuo, el paciente caería en un vértigo muy ansiógeno por exceso de «drama» en su vida. Serian demasiadas cosas nuevas para vivir y asimilar. Se necesita – de vez en cuando– volver a la «zona de confort «.
Por eso, el psiquismo necesita «regular» el ritmo de experiencias nuevas, a base de sabotajes o recaídas. En otras palabras:
«Es tanto lo desconocido que estoy viviendo, que necesito parar y volver a lo conocido (melodrama); para tranquilizarme, y poder así, asimilar todo lo nuevo (drama) que estoy viviendo»
Estabilizadores del cambio
Así pues, las recaídas son estabilizadores del cambio, que le dan la pausa y el ritmo necesario a cada psiquismo, para seguir avanzando. Ese ritmo, viene definido por la alternancia entre avances y sabotajes a lo largo de la psicoterapia.
La función del terapeuta
Como terapeutas, debemos acompañar a nuestros pacientes en su proceso, que como he dicho, implica adentrarse en zonas desconocidas. Si el terapeuta observa que solo hay avances sin sabotajes, esto indica que la psicoterapia no va del todo bien; porque esta, no es algo mágico e inmediato. Es posible que estemos frente a lo que se llama una « huida a la salud» (gracias, me has curado y me voy).
Cuando aparecen sabotajes o recaídas, suelen indicar que el proceso va más rápido de lo que el paciente puede asimilar. Es el momento de dar un respiro, y explicarle la función que cumplen estas recaídas. Si los sabotajes son muy frecuentes y predominan sobre los avances, quiere decir que la psicoterapia va mal; y en ese caso, habrá que replantearse la estrategia terapéutica.
Las crisis de ajuste
A las recaídas, me gusta llamarlas «crisis de ajuste«, porque todo evoluciona por crisis, y la psicoterapia no es una excepción. El terapeuta debe ayudar a interpretar la función de esas crisis, para que poco a poco, el paciente vaya «ajustándose» a nuevas formas de enfrentar la vida.
La pregunta que probablemente os estaréis formulando en estos momentos, es que si todo funciona a base de avances y sabotajes ¿Cómo puedo saber si la psicoterapia va bien y progresa adecuadamente?
La terapia estará ayudando al paciente, siempre que las recaídas sean cada vez menos intensas, y más espaciadas en el tiempo
Si es así, el paciente irá asimilando e integrando nuevas maneras de «ver» la realidad, y como sabemos, «cuando miramos la realidad de otra manera, la realidad cambia«.
Se trata de avanzar, recaer, analizar la recaída y seguir avanzando. Este proceso lo podemos visualizar como en forma de cono piramidal (verla foto inicial). La base, representa el circulo vicioso donde todo se repite como en una cinta sinfín. Si en cada repetición, somos capaces de observar algo nuevo y cambiar la forma de enfrentarlo, ese círculo se irá haciendo más pequeño, hasta transformarse, poco a poco, en una «espiral dialéctica«.
Nos iremos liberando de las pautas de pensamiento y acción (melodramas) que nos tienen atrapados. En definitiva, se trata de «repetir diferenciando, para dejar de repetir«.
Ya he explicado, la necesidad que tenemos de aferrarnos a lo conocido. El cambio es algo que deseamos conscientemente, pero tememos inconscientemente. Son muchos los pacientes que acuden a la consulta buscando un «remedio inmediato» que les permita seguir funcionando como hasta ahora, pero sin tener que cambiar nada. Eso es sencillamente imposible.
Recordar: ¡ No hay fracaso, sino información útil !
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