La ansiedad se define como un estado mental que se caracteriza por una gran inquietud, una extrema inseguridad, y una preocupación excesiva por las situaciones cotidianas y futuras.
Aunque la ansiedad y la angustia son palabras que se emplean de forma indistinta, la angustia hace referencia a una sensación más física. Los síntomas más habituales de su presencia, son: opresión en el pecho o el estomago, falta de aire, sudores, cambios de temperatura, temblores, taquicardia, sensación de inestabilidad. No es infrecuente, en algunos casos, el temor inminente a morir o a volverse loco (perder los papeles).
Cuando nacemos todos estamos sometidos a dos leyes básicas: la ley de la gravedad y la ley de la angustia básica o existencial. Sobre la ley de la gravedad hay poco que decir porque todo es obvio y fácil; si no lo creéis, tratar de saltar sin volver a aterrizar en el suelo. Sobre la angustia existencial hay que matizar algunos puntos.
EL SER HUMANO ESTÁ RODEADOS DE MIEDOS
Si la vida es un viaje, imagínate por un momento que estás parado en tu carretera vital. Hacia delante se abre todo un mundo desconocido que viene representado por el miedo al por-venir o miedo al futuro. Si miras atrás, aparece el miedo a perder lo conocido –lo ya andado–, y si tomas conciencia de ese instante, tendrás miedo a perder el control del momento o lo que es lo mismo, tendrás miedo a la confusión.
A primera vista, lo primero que pensamos es que el ser humano es extremadamente vulnerable porque está rodeado de miedos. Pero si reflexionamos un poco; vemos que si no tuviéramos miedo al futuro, nunca nos capacitaríamos para enfrentarlo, si no tuviésemos miedo a perder lo conocido, nunca lucharíamos por nada y si no sintiéramos miedo a la confusión, nunca trataríamos de aclararnos.
EL MIEDO ES INHERENTE Y NECESARIO PARA EL SER HUMANO
VIVIMOS EN UN PERMANENTE CONFLICTO
El hecho de existir (angustia básica o existencial), hace que estemos sometidos a “un campo tenso” generado por la búsqueda continua de equilibrio entre los miedos básicos y la necesidad de enfrentarlos. Vivimos en un constante conflicto y en la toma permanente de decisiones (si estoy aquí, no puedo estar allí al mismo tiempo).
Esto se puede resumir en el axioma capital de toda terapia: “TENER MIEDO O PROBLEMAS ES NORMAL, LO PATOLOGICO ES NO ENFRENTARLOS” (el movimiento se demuestra andando. Hay que ocuparse de las cosas y no preocuparse por ellas, etc. ).
A pesar de esos miedos –y gracias a ellos–, nos seguimos casando, teniendo hijos, firmando hipotecas, asumiendo riesgos, y en definitiva tomando decisiones a lo largo de nuestra vida.
LA ANSIEDAD COMO «SEÑAL» DE ALERTA
Todos sabemos que la ansiedad tiene muy mala prensa (sobre todo para algunos profesionales), y siempre que aparece se nos ha enseñado, que al igual que ocurre con la fiebre, hay que acabar con ella de inmediato. ¡Craso error! La ansiedad es un síntoma, y como tal, significa «conflicto». Es el equivalente a la «fiebre» en medicina general (que puede ser por una simple gripe o por una neumonía).
LA ANSIEDAD NOS ADVIERTE DE UN PELIGRO INMINENTE. SI CONOCEMOS LO QUE HAY QUE HACER, SALDREMOS DE ÉL CON ÉXITO Y FORTALECIDOS
ANSIEDAD «SEÑAL» Y ANSIEDAD «TRAUMÁTICA»
¿Cómo se debe actuar frente a la ansiedad? Pues en primer lugar, dándonos cuenta que existe una ansiedad señal (no patológica) que indica la existencia de un problema. Esa ansiedad, es una emoción que se comporta como un timbre de alarma que avisa sobre alguna dificultad o miedo. Si por ejemplo, yo estoy en la cama y no puedo dormir porque mañana tengo que dar una conferencia, probablemente esa ansiedad me está avisando que no la he preparado lo suficientemente bien. Si escucho esa voz y me levanto a repasarla, seguro que al regresar a la cama me quedare dormido como un bebé. En realidad esa ansiedad señal, me ha ayudado a preparar y a enfrentar mejor, mi miedo a fracasar en la conferencia de mañana (miedo al futuro).
También existe otra ansiedad que es patológica y que se llama ansiedad traumática, en la cual no se tiene miedo a algo concreto como antes, sino que se tiene miedo al miedo. Ya no es «la alarma que avisa, sino el aviso que alarma«.
Si imaginamos la ansiedad dentro de una escala, donde el máximo esta en 10. La ansiedad señal se encuentra entre el 1 y el 5, y no es patológica (no hay fiebre), pero a partir de 5 la ansiedad será traumática y eso sí es tener “fiebre”.
SI SABEMOS INTERPRETARLA, LA ANSIEDAD PUEDE SER UNA GRAN ALIADA, PERO HAY QUE APRENDER A «PONERLA A TRABAJAR PARA NOSOTROS»
Por último deciros, que hay muchas personas que toman la peor de las decisiones posibles: NIEGAN LA PRESENCIA DE LA ANSIEDAD.
Se comportan como aquellos que van conduciendo su automóvil, y al observar que el indicador de temperatura del agua pasa a la zona roja, en vez de tener en cuenta la señal de alerta, que indica que hay un problema en algún lugar «oculto» del motor, lo que hacen es tapar con la mano el indicador y decirse, “lo que no veo no existe”. En ese caso, lo más seguro es que más adelante, les veamos parados en la cuneta con el motor echando humo.
Os dejo este vídeo en forma de dibujos animados, donde se explica de manera divertida y didáctica, la diferencia entre una ansiedad normal (ansiedad señal) y otra patológica (ansiedad traumática).
Deja una respuesta