Los profesionales no tenemos todas las posibles respuestas para intervenir en cualquier situación, sea conflictiva o no. Sería tanto como pensar que se han logrado “aislar” todas las posibles conductas y reacciones humanas, plasmándolas en un libro a modo de vademécum (como ocurre con los fármacos, donde podemos consultar sus indicaciones, dosis, efectos secundarios, compatibilidades, principios activos, etc.) . Afortunada o desgraciadamente, no existe tal libro porque la realidad humana es tan compleja que cada uno de nosotros es un Universo particular.
Ahora bien, lo que sí es posible, al igual que ocurre con nuestra fisiología, es detectar y estudiar aquellos “universales psicológicos” que nos igualan unos a otros. Por ejemplo, si tomásemos una muestra de sangre de un grupo de sujetos sanos, veríamos que las variaciones en el número de glóbulos rojos se situarían entre 4 y 5 millones. Diríamos que en este caso, el fundamento o Universal fisiológico, se encuentra entre 4 y 5 millones.
En ningún momento diríamos ”hay que tener exactamente 4,7 millones de glóbulos rojos para estar sanos”. Se habla de rangos de valores o “márgenes de error fisiológico”, puesto que no somos máquinas y cada uno, está sometido a múltiples variables, entre las que podemos citar a modo de ejemplo; la edad, el sexo, la temperatura, el estado físico general, etc.
Suele ser habitual que me pregunten los alumnos o los profesionales a los que superviso, si tal o cual intervención psicológica fue buena o mala, si lo que hicieron en una ocasión fue o no correcto. Estas preguntas y otras similares, ya presuponen la existencia de “un modelo infalible de respuestas exactas” y como he dicho más arriba, no existen tales modelos.
Conviene dejar muy claro que no hay intervenciones buenas, ni malas. Solo hay intervenciones oportunas o inoportunas. Como ves, la “táctica”, es decir el tacto o el sentido común para intervenir en cualquier situación, es mucho más importante que la “técnica” con qué se haga.
Por este motivo, siempre le pregunto a mi interlocutor, que me cuente como fue el desenlace de su conflicto. Si me contesta que fue satisfactorio, es que hizo lo correcto. Esta contestación, parece digna de Perogrullo, pero efectivamente, hay un axioma en la comunicación, que se cumple a rajatabla: “ El resultado de la comunicación es la respuesta que se obtiene”. Si eres capaz de reconducir una situación difícil, es que estás utilizando la “técnica” correcta, sea esta consciente o no.
Cualquier profesional que se precie, debe estar abierto y dispuesto, a invertir en la adquisición de nuevas herramientas (ver el post la caja de herramientas), que le ayuden a mejorar su trabajo.
Estas “herramientas básicas”, se denominan Universales Psicológicos o Fundamentos de una técnica. Se trata de aquellos aprendizajes que nos van a dar una ventaja frente a interlocutores conflictivos. Lograremos ir siempre “5 minutos por delante de los acontecimientos” y eso, en la mayoría de las ocasiones, supone la diferencia entre el éxito o el fracaso de lo que nos proponemos.
Imagínate que quieres mejorar tu tenis con un buen profesor. El primer fundamento que te enseñará será el de saber coger bien la raqueta. Puedes pensar que eso es una tontería, porque ¿cómo no voy a saber yo coger una raqueta? Claro que sabes “sostener” una raqueta, pero lo que ignoras es que hay una manera de “sujetarla”, diferente según sea el golpe que vas a dar.
Las diferentes empuñaduras, son el resultado del esfuerzo y estudio de muchas personas que han dedicado toda su vida a profundizar en la técnica del tenis. No se trata de un capricho del profesor, sino de un fundamento básico de la técnica que enseña. Si le haces caso, cambiará tu nivel de juego. Inicialmente, es muy probable que pases por una fase de confusión y desánimo, que haga que no des pie con bola (ver el post unas palabras sobre el aprendizaje en psicoterapia) y tengas ganas de abandonar. Lo que te sucede, se debe a que hasta ahora, tu juego lo has ido construyendo compensando tus carencias técnicas.
Los resultados no serán inmediatos, pero conviene que recuerdes que todo lo que merece la pena en la vida, lleva tiempo conseguirlo y no hay atajos. Continuará …
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