El sol es la fuente primordial de vida en nuestro planeta. La luz solar tiene diversas bandas de frecuencia de luz ultravioleta. De los tres tipos de rayos ultravioletas: los rayos A (UVA) son los responsables del bronceado de la piel, los del tipo B (UVB) activan la síntesis de la vitamina D, que es primordial para la absorción del calcio y otros minerales, y finalmente, los C (UVC), casi totalmente absorbidos por la capa de ozono de la Tierra, eliminan bacterias, virus y otros gérmenes patógenos.
En general, la luz ultravioleta nos aporta muchos beneficios, entre los que destacan los siguientes:
· Reducen la presión arterial y el pulso cardíaco en reposo
· Mejoran el rendimiento del corazón cuando es preciso
· Equilibran el colesterol
· Equilibran los niveles de azúcar en sangre
· Aumentan la energía, la resistencia y la fuerza muscular
· Mejoran la resistencia del organismo frente a las infecciones
· Aumentan la capacidad de transporte de oxígeno de la sangre
· Incrementan las hormonas sexuales
· Aumentan la tolerancia al estrés y reducen la depresión
· Tienen un potente efecto estimulante sobre el sistema inmunitario
· Activan una importante hormona de la piel llamada solitrol. Esta hormona influye en nuestro sistema inmunológico y en muchos de los centros reguladores de nuestro organismo. Junto con la hormona pineal llamada melatonina, regulan el humor y los ritmos biológicos diarios
El Sol es la única fuente verdadera de energía del planeta Tierra. Aporta la energía necesaria a las plantas, para que a través de la fotosíntesis, sinteticen las sustancias que precisan para crecer y reproducirse. Almacenan esa energía en forma de hidratos de carbono, proteínas y grasas, y así cuando las ingerimos, nos proporcionan la energía vital que necesitamos para llevar una vida sana y activa. Todo nuestro metabolismo está al servicio de descomponer, transportar, almacenar y utilizar estas diversas formas de energía solar encapsulada.
En toda cadena alimentaria, cada individuo se alimenta del anterior, que a su vez es comido por el que le sigue. Por eso se llama cadena, ya que cada individuo constituye un eslabón en el proceso de transferir energía a través de la alimentación. En esa transferencia, se va perdiendo algo de energía (punto importante, para entender la filosofía vegetariana).
Por ejemplo, en la cadena alimentaria: alfalfa-conejo-serpiente-halcón; la alfalfa es el productor inicial que se ha generado por el efecto directo de la luz del Sol, y por lo tanto, dispondrá de la máxima cantidad de energía solar. Por el contrario, los otros tres eslabones se irán debilitando, ya que contendrán cada vez menos energía del Sol.
Los productos que se hallan en los niveles superiores de la cadena trófica o alimentaria, debido a que contienen escasa energía solar, son prácticamente inservibles, por no decir dañinos para el organismo. Aquí se incluyen los alimentos elaborados con animales muertos, la comida basura, los congelados, los alimentos genéticamente modificados, etc.
Como seres vivos que somos, nuestra vida depende básicamente de la luz solar, el agua, el aire y los alimentos. La mala utilización de cualquiera de estos cuatro elementos, nos conducirá a la enfermedad.
Podemos deducir, que todas las células de nuestro organismo son conglomerados de energía solar, y la glucosa y el oxígeno con que las alimentamos son productos del Sol. Sin esas moléculas de oxígeno y glucosa cargadas de energía solar, ni siquiera seriamos capaces de pensar. Somos verdaderos “chips” energéticos (seres de luz).
El Sol es completamente inofensivo, a menos que expongamos nuestro cuerpo durante prolongados periodos de tiempo, sobre todo entre las 10 y las 15 horas (en verano). Si nos pasamos de tiempo, el cuerpo nos avisará sintiendo mucho calor, y si no le hacemos caso, puede llegar a quemarnos la piel. Las quemaduras solares, son la respuesta natural defensiva del organismo contra un daño mayor, como el cáncer de piel. Sin embargo, los protectores solares interfieren en esta respuesta natural del cuerpo.
La mayoría de los protectores solares lo son contra los rayos UVA, UVB o ambos. Todos tienen un factor de protección solar (FPS) que indica la duración de la protección frente a las quemaduras en comparación a la exposición solar sin la loción protectora. Así, por ejemplo, un FPS de 15 indica que la protección durará 300 minutos en las personas que normalmente pueden estar al Sol 20 minutos sin quemarse.
Los FPS se aplican únicamente sobre la protección a los rayos UVB, no frente a los UVA. Como su efectividad desaparece bastante antes del tiempo calculado, los bañistas se aplican continuamente sobre la piel enormes cantidades de estos venenos químicos. Como la piel está formada por células vivas, hay una continua guerra contra los productos químicos contenidos en esas cremas, como el 5-metoxipsolareno. Lo verdaderamente relevante de todo esto, es que la utilización de esas cremas hace que las personas tomen el Sol durante mucho más tiempo de lo que sería prudencial.
Cualquiera que excluya de su vida la luz solar, se debilitará y sufrirá problemas físicos y mentales. En los países del norte, donde hay muchos meses de oscuridad; entre la población, se produce una mayor incidencia de fatiga, irritabilidad, insomnio, alcoholismo, depresión, suicidio e incluso las tasas de cáncer de piel son mayores, que en las personas que viven en zonas con más horas de luz. Para las personas con poca “dosis” de luz solar existe el tratamiento por la luz o fototerapia, que es especialmente indicado en las depresiones.
Sabemos que la energía solar es una fuente que potencia nuestro cerebro, y que la manera más fácil que tiene de entrar en nuestro organismo, es a través del ojo, siempre y cuando no se utilicen gafas que filtren la luz del Sol. Al igual que en una cámara fotográfica, donde la luz al incidir sobre el sensor, se descompone y codifica las fotografías que toma; en el ojo humano, se descompone el espectro solar en rayos de diferentes colores. Estos rayos al entrar en contacto con la glándula pineal (situada en el centro del cerebro) se codifican químicamente en el mismo, y de allí pasan a los órganos y sistemas del cuerpo. Los órganos vitales de nuestro organismo dependen de colores concretos del espectro lumínico. Por ejemplo, las células renales necesitan luz roja para funcionar adecuadamente, las del corazón necesitan luz amarilla y las células del hígado luz verde. En medicina alternativa, a estas técnicas se las conoce con el nombre de cromoterapia.
Toda esta exposición previa, me sirve de preámbulo para presentaros la antigua costumbre de contemplar o mirar al Sol, que básicamente consiste en lograr de una forma no dañina, cargar nuestras “pilas” (células) con energía solar. Cuando estemos preparados para poder mirar al sol durante 15 minutos seguidos, esa energía cruzará desde la retina al cerebro a través del tracto del hipotálamo, y comenzaremos a notar una disminución de la tensión mental y de las preocupaciones. Los que sufren de ansiedad y depresión verán mitigadas esas dolencias, y poco a poco irán desarrollando una conciencia más positiva y una mayor confianza en sí mismos. También se mejorará la vista de una forma muy significativa.
Ahora la pregunta que surge es: ¿Por que si la técnica de mirar al Sol tiene tantos beneficios, no se conoce más? Pues sencillamente … PORQUE LA LUZ DEL SOL ES GRATIS Y NO ES PATENTABLE !!
Os presento a Hira Ratan Manek, que es el mayor divulgador mundial de la técnica milenaria del SUNGAZING, que consiste en la contemplación del Sol siguiendo un tiempo, unos horarios y unas pautas determinadas durante 9 meses y con las que se consigue la sanación a nivel físico, mental y espiritual.
Para obtener los máximos beneficios de la contemplación del Sol, hay que mirarlo una vez por la mañana o por la tarde, entre una o dos horas después del amanecer o poco antes del ocaso
Su técnica consiste en 3 fases de 3 meses cada una, en la que se va ampliando poco a poco la exposición. Se empieza mirando durante 10” (se puede parpadear). El segundo día se mirará 20” y cada día se irán añadiendo 10” sucesivamente. A los 10 días se podrá mirar 100”, y al final de los 3 meses de ejercicios diarios, se podrá mirar durante 15 minutos seguidos.
No pasa nada si se pierde algún día por falta de Sol. Se puede recuperar. A los 9 meses podemos contemplarlo durante 45 minutos seguidos, y con ello, acabamos la práctica. Nos hemos cargado de energía solar, porque las células se convierten en células fotovoltaicas como un panel solar o como si fuésemos plantas. Según Hira Ratan Manek, con el SUNGAZING hacemos nuestra propia fotosíntesis.
Asegura que “al finalizar los 3 primeros meses, en los que se llega a 15 minutos de exposición, se consiguen beneficios físicos importantes. A los 6 meses y con 30 minutos, se experimenta una importante mejora a nivel mental, y a los 9 meses en que se alcanzan los 45 minutos, llegan las mejoras espirituales”. Afirma que no es una práctica que tenga que realizarse durante toda la vida. “Si se practica 9 meses, es decir: 270 días que equivalen a 111 horas, Ud. ya habrá completado la práctica”.
Para los que estéis dispuestos a utilizar esta técnica, os dejo este vídeo de 10 minutos y el link para que sepáis a que hora amanece y se pone el Sol en España.
1 agosto, 2011 at 9:59 pm
No hay que olvidar los problemas de la luz solar en la retina humana.Nuestro organo de la vision no puede soportar sin daño la exposicion a una luz solar directa y mirar al sol sin proteccion me parece peligroso.<br />Deberia opinar un oftalmologo o varios que hayan visto cegueras en africa de personas expuestas a sol sinmedios.<br />No tenemos clorofila para hacer fotosintesis.Por ahora quemamos
6 agosto, 2011 at 7:35 am
Imposible realizar esa técnica en Bélgica. Aquí no sale el sol casi nunca.Me llevaría unos cuatro años llegar al final del tratamiento. ¿Otra solución?
6 agosto, 2011 at 7:44 pm
Siempre tienes la posibilidad de utilizar el tratamiento por la luz o fototerapia. La otra solución es tener paciencia y suerte. Abrazo