Debemos prestarles mucha atención a los síntomas de nuestros pacientes, porque son ellos los que nos muestran el camino de entrada a su psiquismo. Nos dan información sobre lo que no anda bien, y es necesario revisar y cambiar.
Sin embargo, como profesionales de la salud se nos ha enseñado a ser intervencionistas, acabando por encima de todo con los síntomas que aquejan a nuestros pacientes (matando de esta manera al «mensajero«).
Si por ejemplo, uno tiene fiebre, se nos ha entrenado para quitársela inmediatamente, sin tener en cuenta que esa fiebre es un mecanismo de defensa natural para acabar con el patógeno.
Entiendo que como médicos, nuestra obligación es la de permanecer al lado de los pacientes, “vigilando” –en este caso la fiebre–, para que no llegue a una temperatura que le pudiera hacer convulsionar, con lo cual sería peor el remedio que la enfermedad. Continue reading